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La recesión ya alcanzó algunos 'rincones' de EU y 'pone en jaque' el proyecto de Trump para 2020
Las noticias sobre la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las afirmaciones del presidente estadounidense Donald Trump llegan hasta el hogar de Greg Petras, al sur de Wisconsin, quien dirige una fábrica en Brodhead. Cuando oye decir al mandatario que China está pagando el costo de sus aranceles, la respuesta de Petras es contundente:
“Eso es una mentira, y él lo sabe”, dice Petras, quien es presidente de Kuhn North América, fábrica que emplea a 600 personas en sus instalaciones de producción de equipos agrícolas.
Para la firma Kuhn, la guerra comercial con China ha producido una mezcla ‘tóxica’ de costos crecientes e ingresos decrecientes. Kuhn señala que su cuenta de pedidos se vuelve cada vez más pequeña debido a que busca reducir costos, lo que impacta en su producción a medida que la fábrica y sus gerentes vislumbran una economía estadounidense cada vez más sombría.
La planta de Kuhn, hace cuatro años funcionaba a un récord de 400 millones de dólares en ventas junto con una planta hermana en Kansas. Hoy funcionan ambas al 50 por ciento de su capacidad.
También un taller de pintura que recubre los esparcidores de estiércol y alimentadores de ganado de la compañía, llamada ‘Kuhn Red’, funciona al 39 por ciento de su capacidad real.
Petras asegura que tenían planeada la apertura de un nuevo edificio de investigación y desarrollo de productos de 4 millones de dólares, que está en espera. “Lo haremos algún día. Solo necesitamos que las cosas vayan en mejor dirección”, dice Greg.
A pesar del debate sobre si Estados Unidos se dirige o no a una recesión, la planta de Kuhn y su desaceleración en producción es una de las pruebas de que algunos de ‘los rincones de la economía estadounidense’ empiezan a derrumbarse.
Después de dos años de auge, la situación para las fábricas de EU ha cambiado. Maltratadas por la creciente incertidumbre y el freno que esta ha puesto a los gastos, la desaceleración de los mercados de exportación, un dólar más fuerte y mayores costos de insumos debido a los aranceles, hacen que los fabricantes estadounidenses hayan visto reducidas sus ganancias durante el último año.
Un índice de actividad manufacturera publicado por el Institute for Supply Management, publicado con datos al 3 de septiembre, mostró que en agosto hubo una contracción, la primera desde 2016, lo que derivó en que los precios de las acciones y rendimientos de los bonos cayeran.
También la generación de empleos en el sector industrial y de manufactura se han visto golpeados. En lo que va del año, se han agregado 44 mil nuevos empleos al sector, cifra muy por debajo de los 170 mil agregados en el mismo periodo del año pasado.
En 22 estados, incluido Wisconsin, la cantidad de personas que trabajan en las fábricas disminuyó durante los primeros 7 meses del 2019, de acuerdo con el Grupo de Innovación Económica.
Las políticas de Trump al desentrañar acuerdos como el TLCAN y desplegar aranceles contra China, suponían una buena oportunidad para un sector icónico de la economía de EU, pero parece simplemente haber tenido un cálculo político para obtener una victoria en esos estados cambiantes con alto índice de trabajadores industriales, como Wisconsin.
Trump defiende su idea de que una guerra comercial contra China es una lucha necesaria. “Para mí, esto es mucho más importante que la economía”, dijo a periodistas el 4 de septiembre. “Alguien tenía que hacer esto”.
Arremetió contra las empresas y fábricas que culpan a los aranceles de sus problemas económicos y los calificó de “mal administrados y débiles”. Sus asesores sostienen que cualquier desaceleración recae en una reserva federal que el año pasado subió las tasas de interés demasiado rápido y un dólar fuerte que hace que las exportaciones sean menos competitivas.
La última vez que EU registró dos contracciones consecutivas en la producción industrial trimestral antes de este año fue en el primer semestre de 2016. Entonces, EU perdió casi 30 mil empleos de manufactura por un colapso en los precios del petróleo que golpeó al sector energético.
Sin embargo, entonces no se vio una caída tan pronunciada como la de 3.1 por ciento en la producción registrada en el segundo trimestre de este año.
A nivel nacional aún no se ha visto un colapso en los trabajos de fábrica, pero a nivel político el tiempo y la geografía son importantes. Casi todas las ganancias en empleo manufacturero en estados cambiantes como Pensilvania se han invertido. Dicho estado perdió 8 mil empleos de manufactura en los primeros siete meses de este año.
Por lo anterior, Trump también está más que expuesto políticamente a una recesión que cualquier rival demócrata. La fabricación representó casi el 12 por ciento del total de los empleos en los condados que votaron por Trump en 2016 frente a menos del 7 por ciento de quienes apoyaron a Hillary Clinton.
Greg Petras afirma que en 2016 votó por Trump pensando en que beneficiaría a sus negocios. pero asegura que no lo hará en 2020.
Los precios del acero, que aumentaron el año pasado luego de que Trump impusiera un arancel de 25 por ciento a las importaciones, han bajado a medida que la demanda ha caído y la administración ha eximido las importaciones de Canadá y México, Kuhn pagó 2.5 millones de dólares más por el acero durante este año que en el mismo periodo en el año anterior. La compañía de Petras también pagará más de 1 millones de dólares en aranceles este año en alrededor de 100 compras distintas a proveedores externos.
Las empresas como la de Greg Petras no son las únicas afectadas. Incluso John Deere, un competidor mucho más grande, informó en mayo que reduciría la producción en respuesta a las bajas ventas y al incremento en los gastos.
En Cummins, fabricante de motores diésel con sede en Indiana. los ejecutivos se anticipan a una caída en la demanda. “Sabemos que dentro de 12 meses nuestras ventas serán significativamente más bajas de lo que son ahora en un par de mercados clave importantes”, como lo es China. La compañía espera gastar 150 millones de dólares en aranceles este año, más del doble de los 70 millones que esperaban gastar al inicio de 2019.
De esta forma, los aranceles destinados a China se han convertido en un ‘impuesto gigante’ para la economía de EU, dice Tom Linebarger, presidente y director ejecutivo de Cummins. El directivo rechaza la idea impulsada por Trump de retirarse de China, ya que es un país al que le vende el 40 por ciento de sus motores.
Si se quiere considerar a China como el villano de la historia que robó las fábricas de EU, la realidad es que la fortuna de muchos fabricantes estadounidenses está más vinculada a China, como mercado o como proveedor, de lo que Trump está dispuesto a admitir.