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Las luces se encienden y la joya del cine italiano está lista para decir 'acción'
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Uno de los estudios cinematográficos más grandes de Europa está de nuevo en manos del gobierno italiano, con 74 millones de dólares disponibles para gastar en un esfuerzo importante de revitalización. Con la ayuda de una exención fiscal del 30 por ciento para las producciones extranjeras, el plan es que los grandes nombres de la industria regresen a filmar a sus históricas instalaciones. Según Variety, Netflix y RAI, la compañía pública nacional de medios de Italia, ya tienen producciones en curso.
Fuente: Rocco Rorandelli
La propia historia de Cinecittà podría ser la base de una producción de proporciones épicas. Fue fundada en 1937 por Benito Mussolini como parte de la promoción de su agenda fascista a través del cine, y sus archivos fílmicos contienen miles de noticiarios anteriores a la guerra. Tras el bombardeo aliado de Roma en la Segunda Guerra Mundial, los estudios reconstruidos sirvieron como lugar de filmación y posproducción para algunas de las películas más emblemáticas de los años cincuenta y sesenta: Roman Holiday, Ben-Hur, Cleopatra, Romeo y Julieta de Franco Zeffirelli, y otros tuvieron como sede las instalaciones del estudio romano. El gran maestro Federico Fellini filmó varias de sus películas en los terrenos del Cinecittà, en su legendario Studio 5, incluyendo La Dolce Vita y 8½.
Las instalaciones de 40 hectáreas también cuentan con escenarios especiales para audio que proporcionaron el fondo para El Paciente Inglés, de Anthony Minghella; Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese, y porciones de El Padrino: Parte III, de Francis Ford Coppola. Más recientemente, se ha utilizado una reproducción de la plaza central de la Roma imperial en proyectos como la miniserie Roma de HBO, así como un episodio de Doctor Who de la BBC británica. Gran parte de la miniserie de Paolo Sorrentino, The Young Pope, fue filmada en Cinecittà, usando reproducciones del Vaticano y una réplica a gran escala de la Capilla Sixtina.

Fuente: Rocco Rorandelli
Cinecittà, italiano para “Ciudad del Cine”, permaneció en manos del Estado durante seis décadas. Cuando las instalaciones estaban al borde de la bancarrota en 1997, el gobierno vendió la mayor parte de la propiedad a inversionistas particulares. La privatización se finalizó bajo el mandato de Silvio Berlusconi, en 2008, en un acuerdo en el que una de las principales partes interesadas era Diego Della Valle, presidente y director ejecutivo de Tod's SpA, una empresa de calzado italiano que cotiza en la bolsa de valores de Milán. En julio de 2017, después de 20 años de propiedad privada, el Istituto Luce-Cinecittà, el organismo de cine estatal responsable de los archivos, acordó comprar la propiedad a los inversores.
En 2007, y nuevamente en 2012, decenas de miles de metros cuadrados de los lotes se dañaron en incendios. Con fondos dedicados para el proyecto de renovación, Cinecittà construirá dos nuevos escenarios de sonido, un estudio de producción, un laboratorio de procesamiento y restauración de películas y un estudio de captura de movimiento para realidad virtual y videojuegos. El plan es parte de un esfuerzo mayor del gobierno italiano para atraer más producciones de cine y producciones de televisión europeas e internacionales.
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