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El crecimiento trimestral del PIB. ¿Medición o estimación?

Marco Pérez Valtier

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El crecimiento trimestral del PIB. ¿Medición o estimación?

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Marco Pérez ValtierFuente: Félix Vásquez

El Producto Interno Bruto (PIB) es el valor de mercado, medido a precios al público (impuestos incluidos) de todos los bienes y servicios que produce la economía del país en un periodo de tiempo determinado, como es un año, o un trimestre.

Este indicador puede expresarse a precios corrientes, (PIB Nominal) o a precios constantes, (PIB Real), descontando el efecto de los mayores precios (Inflación), pero utilizando para ello el Índice de Precios “Implícito” del PIB.

Se le llama Índice de Precios “Implícito”, porque a diferencia del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que todos conocemos, y que se calcula y publica cada quincena, el Índice de Precios Implícito se determina comparando el PIB Nominal contra el PIB Real, que sería como si dividiéramos las ventas (en pesos) de una empresa, entre las unidades físicas vendidas, para determinar el precio “promedio” al que vendimos este año, y lo comparamos contra el precio promedio del año pasado.

Es decir, las ventas en “pesos” pueden aumentar porque estamos vendiendo más unidades de producto, o porque las estamos vendiendo más caras, y la idea es quitar el efecto de los mayores precios, para determinar en cuanto aumentó nuestra producción de bienes y servicios.

Hace esto para un bien o servicio, es relativamente fácil, pero hacerlo para todos los bienes y servicios que se producen en el País, es prácticamente imposible, de aquí que se acude a esta “simplificación” de dividir un Índice de Valor del PIB, entre un Índice de “Quantum” y se llega así a determinar este Índice de precios Implícito del PIB.

El problema, por así decirlo, es que como no hay una medición más “elaborada” (y monitoreable) para el Índice de precios Implícito, puede haber márgenes de manejo (o manipulaciones) en este indicador.

Por otro lado, el INEGI reporta (como lo acaba de hacer) una “ESTIMACIÓN” del PIB trimestral, 30 días después del cierre del periodo, como indicador “adelantado” basado en modelos econométricos para estimar valores que NO tiene aún reportados, y por supuesto, esas estimaciones están sujetas a revisión, y serán revisadas el próximo 23 de este mes de agosto.

Es decir, el INEGI cuenta con información ya generada y reportada para variables correspondientes a los meses de abril y de mayo, pero NO cuenta con información real para el mes de junio, misma que “ESTIMA” para completar el dato trimestral, y abiertamente reconoce que, cuantitativamente hablando, un 75 por ciento del crecimiento reportado para el mes de junio, NO proviene de datos oficiales registrados, sino de “estimaciones” con rangos de error que pueden mover el dato definitivo hasta en DOS DÉCIMAS porcentuales.

Por otro lado, el crecimiento TRIMESTRAL al que se llegó, estimando el crecimiento del mes de junio, NO fue de 0.1 por ciento como se difundió de manera generalizada en todos los medios informativos, (incluso por el propio INEGI), ya que el modelo arrojó un crecimiento de 0.053 por ciento, cifra que REDONDEADA, se difunde como de 0.1 por ciento.

Toda proporción guardada, es como si mi hijo saca una calificación de 53, pero me dice que sacó 100, redondeando su resultado….vaya, ni siquiera puede decir que sacó SESENTA de calificación, porque con tres centésimas NO se redondea a la siguiente décima, menos decir que sacó 100, pero OBVIO, esta información NO fue de dominio público.

Existe entonces una duda razonable si el crecimiento POSITIVO del PIB que reportó el INEGI para el segundo trimestre, tiene sustento en variables económicas “reales”, ya que con la “estimación” positiva de un solo mes, revierte una tendencia negativa de abril y de mayo, más cuando no ha habido ninguna noticia económica que haga pensar que la economía tocó fondo y revirtió ya su caída, o estamos ante una noticia mediáticamente “conveniente”.

De hecho, el único indicador positivo que se tiene en junio, es el crecimiento de las exportaciones, principalmente hacia los EUA, y esto gracias a que la economía estadounidense sigue creciendo por arriba del dos por ciento anual, y no por méritos propios, ya que nuestras importaciones están estancadas, precisamente porque no crecemos.

Si bien es cierto que en todos los primeros años de un sexenio se “desacelera” el crecimiento económico, por razones de cambio de gobierno, deberíamos pasar de un 2.1 por ciento en 2018, a un 1.9 por ciento (10 por ciento de caída) o si se quiere a un uno por ciento si crecemos solo la mitad, por lo que esta mayor atonía tiene razones de fondo más asociadas a las decisiones económicas tomadas, que al argumento del primer año de gobierno.

El autor es especialista en estudios económicos y de finanzas públicas. Actualmente ocupa el cargo de Socio de Economía en Pérez Góngora y Asociados.

Opine usted: mperezv@perezgongora.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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