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Bugatti Chiron Sport, un auto para enamorarse

Sin importar si lo usamos en modo “normal”, autobahn, o en configuración para circuito, la respuesta del motor es instantánea.

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Bugatti Chiron Sport, un auto para enamorarse

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Divo, Chiron Sport 110 Ans y ahora La Voiture Noire, son el perfecto ejemplo de todo lo que se puede hacer para sacar el mayor provecho de un gran desarrollo tecnológico, entregando productos súper exclusivos a sus clientes, como si el Chiron por sí sólo no fuera más que suficiente.

Chiron Sport nació bajo la misma filosofía de Bugatti, mejorar lo “inmejorable”, ahora más ligero, exclusivo y con un manejo más ágil y responsivo. Una versión deportiva de un auto de 1,500 hp suena a broma, pero los ingenieros de Molsheim encontraron la forma.

Desde una perspectiva estética, Chiron no apuesta a formas atléticas tradicionales, es robusto y muy imponente, más ancho que el promedio de los superdeportivos, pero también mucho más civilizado. En esencia de eso se trata el Chiron, de un auto que puede ser más rápido que cualquiera, pero que también es capaz de llevarnos cómodamente por la ciudad y la carretera, aislados de ruidos y molestia alguna. Si esperas el sonido de un jet de combate con las vibraciones de un tren, este auto no es lo que buscas.

Para lograr esto, Chiron Sport monta una de las suspensiones neumáticas aplicadas en deportivos más cómodas que jamás haya probado, a pesar de que esta versión Sport tiene una aún más rígida y responsiva. Aún configurando el auto en modo de manejo deportivo, no llegará a ser incómodo.

La dirección es un caso similar, optaron por un sistema hidráulico en lugar de eléctrico para siempre dar la mejor retroalimentación del asfalto al conductor; además de que pasaron de los ridículamente caros, exóticos y duros neumáticos del Veyron, por unos maravillosos Michelin Pilot Sport Cup 2 en medidas estandarizadas, capaces de soportar los 420 km/h del Chiron sin mayor complicación.

Sin importar si lo usamos en modo “normal”, autobahn, o en configuración para circuito, la respuesta del motor es instantánea.Sandowalsky

La versión Sport tiene pocos, pero significativos cambios, incluidos 18 kg menos, nada demasiado representativo, aunque sí interesante, pues la mayoría de esos se ahorraron con los nuevos rines perforados, lo que hace la dinámica de manejo mucho más fácil, directa y fluida.

Para mejorar aún más el manejo, se incluye un Dynamic Torque Vectoring en el diferencial trasero, lo que agiliza la transferencia de masas en curvas cerradas y nos hace sentir que manejamos un extremadamente ágil hothatch de 1,500 hp. Gigantescos discos carbonocerámicos y pinzas de freno de ocho pistones se encargan de detener las casi dos toneladas del Chiron Sport sin dudarlo ni un segundo. Más piezas en fibra de carbono, incluidos nuevos limpiaparabrisas y ahora un escape cuádruple, rematan el paquete de diferencias respecto al Chiron.

No obstante, las grandes cantidades de materiales ligeros, Chiron tiene una razón de ser tan pesado, misma que termina también en la razón de su potencia y, sobre todo, de su ridículo par motor con capacidades de aceleración de infarto.

Podrá haber autos más potentes, y quizá pronto algunos más rápidos, pero ninguno con esta oferta de exclusividad, selección de materiales, calidad de ensambles y atención al detalle.

En Chiron prácticamente no hay plásticos más allá de la resina utilizada en la fibra de carbono de todo el auto. Lo que parece tener acabado metálico, es metálico, lo que aparenta cristal es cristal, la piel es piel y cada pieza, por minúscula que parezca, está hecha de los mejores materiales y no de algo que los simula.

¿Qué podría estar mal en usar plásticos con cromo satinado? Nada. Pero Chiron no se trata de apariencias y bravuconería en los semáforos, se trata de tener lo mejor y sólo lo mejor, sin necesidad de un escape ruidoso o un interior que vibre al acelerar a fondo, y para conseguir eso se requieren materiales sólidos, ligeros, duraderos y de excelente apariencia.

Tan sólo las piezas metálicas del interior se fabrican en aluminio maquinado, un proceso muy caro y lento pero que entrega piezas de altísima precisión, cada una “tallada” de un mismo bloque del ligero metal. Nadie más fabrica en esos niveles, eso eleva los tiempos de producción de minutos en un auto común a semanas en un Chiron. El resultado: la mejor calidad de ensambles que jamás haya visto en cualquier auto y un aislamiento acústico digno de un Rolls-Royce. Bien dicen por ahí: los perros grandes no necesitan ladrar.

Chiron es sorprendentemente cómodo y usable en el día a día, pero al mismo tiempo sigue siendo el auto de producción en serie más rápido del mundo, acelera con la misma intensidad de los eléctricos deportivos más radicales del momento (eso es mucho decir), y puede dar vuelta más precisamente que muchísimos autos con la mitad de su peso.

Lo más interesante de este auto es que, así como hay quienes compran el más capaz SUV 4×4 del mundo sólo para ir a la oficina, Chiron Sport está sobredimensionado para el uso diario. Es tan veloz y tiene capacidades de aceleración tan brutales, que sus dueños terminaran usando sólo una fracción de su potencia el 99% del tiempo, pues para liberar a la bestia francesa hace falta una eterna recta perfecta para entonces sí intentar conseguir los 420 km/h que es capaz de alcanzar.

Los 1,500 hp producto de su monstruoso y complejo W16 quad-turbo se transmiten a las gigantescas ruedas a través de una caja de doble embrague y siete velocidades. Sólo necesita que insinuemos el acelerador sin importar en qué velocidad de la caja estemos, para salir disparados y, en segundos, estar circulando por encima de los 300 km/h.

Manejar el Bugatti Chiron Sport duele, pues de tanto sonreír se te congela la cara. Se siente tan bien, que lo más parecido que hemos sentido es estar enamorados. Estamos frente ante una de las mejores piezas de ingeniería automotriz que haya producido la humanidad hasta hoy.

Chiron Sport arranca en un precio base, ya personalizado, de alrededor de 66 millones de pesos; pero algunos de los pocos y súper selectos clientes a los que les ofrecieron una de las ediciones especiales, un Divo, o hasta el one off La Voiture Noire, han llegado a pagar hasta 366 millones de pesos por un Bugatti, el vehículo nuevo más caro de la historia.

No dejamos de pensar, ¿en verdad es siquiera aceptable pagar estas cantidades por un auto? No estamos en posición de cuestionar a quien lo ofrece y a quien lo paga, pero tenemos que admitir que, tras manejarlo, tres millones de euros por un Chiron Sport, suenan a un precio “justo”.

A pesar de los excelentes acabados y materiales, la llave es tan común como la que podemos encontrar en cualquier modelo de VW.

A pesar de los excelentes acabados y materiales, la llave es tan común como la que podemos encontrar en cualquier modelo de VW.Sandowalsky

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