3 formas de tener una gran idea sin apenas esfuerzo

Las mejores ideas llegan sin buscarlas. Sin embargo, será necesario establecer unos procesos propios que lleven hasta la gran idea.

Como un escritor ante un folio en blanco, los creativos temen los momentos de presión que se suceden cuando tienen que poner en marcha una idea. Este proceso, además, ocurre casi a diario: con cada proyecto que se les encomienda.

“No tenemos el control directo sobre cuándo surgirá una idea realmente genial. El estado de ansiedad paralizante y dudas aplastantes las sienten la mayoría de los creativos todos los días. Esto viene, en parte, del hecho de que nuestro socio creativo, los directores creativos, el equipo, los clientes e incluso la carrera dependen de algo que no podemos controlar: la llegada gloriosa de una idea alucinante y totalmente original“, escribe en Adweek Jason Bagley, director creativo ejecutivo de Wieden + Kennedy.

Y es que, las grandes ideas no surgen de una rutina ni de un proceso que haya que seguir de forma ordenada y estipulada para poder llegar a ella. De hecho, pensar mucho en qué se quiere alcanzar ‘esa idea’ le provocará el efecto contrario: le paralizará.

Las mejores cosas llegan sin buscarlas, dicen. Y las grandes ideas no iban a ser menos: “Hay que ser prolífico y proponer un número impío de ideas, las creatividades más exitosas con las que he trabajado no han tenido el talento más natural sino que han sido los más prolíficos”. Ahora el problema es, ¿cómo conseguir esos cientos de ideas?

Elimine los filtros y la autocrítica

La primera de las premisas que se necesitan a la hora de generar grandes ideas es no tener un filtro de calidad creativa. Es decir, como lo que importa es la cantidad más que la calidad, hay que apagar el filtro de la autocrítica. Resumiendo: todo vale. Llegarán ideas pésimas, horribles, perturbadoras. No importa porque, sin esperarlo y gracias a la batalla de ideas indiscriminadas, llegará LA idea.

Elabore métodos que hagan bombardear ideas

Hagamos una bola con el papel en blanco que tenemos delante. De nada sirve sentarse frente a un folio vacío esperando a la gran idea. Es necesario crear e inventarse métodos y prácticas que ayuden a generar esas ideas y a motivarse para ser lo más prolífico posible.

Una idea que recoge Bagley es, por ejemplo, establecerse objetivos ambiciosos. Si no se cumplen, habrá consecuencias: “si usted o su pareja no tienen 25 ideas escritas para el mediodía, tienen que comprar el otro almuerzo. O ambos tienen que llenar un cuaderno completo con ideas en cinco días o su pareja puede enviar un correo electrónico a toda la agencia desde su cuenta preguntando si alguien tiene crema para hemorroides que pueda pedir prestada”.

Comparte ideas con amigos y familia

Compartiendo una idea con los más allegados (familia, pareja, amigos íntimos) pueden convertirse en algo muy interesante. La idea es compartir las malas ideas, contarlas, porque ellos tendrán una visión diferente que les puede hacer llegar a una gran idea. Si no es así, coge todas las ideas que le han prestado y colóquelas a su alrededor: pizarras, carteles, papeles: una explosión de ideas alrededor. ¿Por qué es esto importante? Primero de todo, por la diversión. No hay que dejar de lado la diversión.

“A medida que te enfocas en algo que puedes controlar (cantidad) en lugar de algo que no puedes controlar (calidad), el miedo y el odio serán reemplazados por diversión y una sensación de satisfacción. Algo mágico sucederá. Mientras bombea ideas, entrará periódicamente en un estado de flujo donde las cosas se sentirán sin esfuerzo y su mente subconsciente (la parte más interesante de su cerebro) se ha hecho cargo. Ahí es cuando las cosas se ponen realmente interesantes. Ahí es donde están las cosas buenas“, sentencia.

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